Hace justamente un año, en una
noche después de 30 años me reuní con algunos de mis compañeros de preparatoria del Colegio México de Orizaba.
Ahora hace unos días repetí la
experiencia con una treintena de ellos (34 colegas según los números de Pedro) en una comida que se volvió cena en un
suspiro.
El reto de organizar esta comida
era grande después del antecedente inmediato anterior; una cena espléndidamente
organizada por Toño y Luis Gerardo en Puebla. Pero Pedro no se achicó y tomo el
reto de hacer la comida de este año, contando con el auxilio de su “machetito
rabón” o sea el estimado Ricardo “Chingolín”.
Perdí la cuenta del número de
correos que los participantes nos enviamos antes del evento pero deben de haber
sido cerca de un millar, ya que cada vez que abría mi correo me encontraba con
30 o 40 mensajes nuevos alusivos a la comida o referentes a algún contertulio.
Desde la llegada a la comida uno está
inmerso en el ambiente de aquellos años de la preparatoria, las caras
sonrientes, muchos con menos pelo, otros con mas kilos y arrugas, pero en esos
momentos lo importante es recordar esos dorados años, donde cada uno de
nosotros nos fuimos forjando como seres de bien, ciudadanos útiles para la
sociedad.
El lugar de la reunión muy bien
seleccionado (y patrocinado) por Pedro, un ranchito con amplios jardines a las
afueras de Córdoba, con cómodas instalaciones, incluso llegue a ver por ahí un
lago en la parte posterior de la finca. Los meseros muy diligentes y las
viandas a la altura de tan ínclitos compañeros. Mención especial para la única compañera que asitió, la querida Dolores que desde tierras del bajío hizo el viaje para estar con nosotros, loable esfuerzo el de ella que se llevó el cariño y el reconocimiento de todos, gracias por asistir Lola.
La figura en tercera dimensión de
Ricardo “Chingolín” al estilo “Chuky” el muñeco diabólico era el recibimiento
que teníamos y aquel que no fuera capaz de darle un pelotazo se hacía acreedor
a un “shot” de tequila. Bueno, era tal el magnetismo de la figura del “Chingolín”
que creo que nadie falló en darle su pelotazo, aunque de todos modos el
tequilazo también nos lo aplicábamos entre pecho y espalda. Es importante mencionar que alguno (no digo quien pero fue Oscar) intentó en repetidas ocasiones impactar sus lanzamientos sobre partes específicas del muñequín, entiendase en las pequeñas gonadas del chingolín.
El olor a carne asada nos abrió
el apetito y acompañada de un sabroso
vino tinto (Tempranillo – Rioja) patrocinado por Toño hizo las delicias de
todos, aunque a los meseros se les fue un poco la mano y el vino se enfrió
tanto que Toño estuvo a punto de desollar vivo al encargado de la barra. La comida fue amenizada por un equipo de sonido auspiciado por Mike y digo solo la comida porque en el postre se le chamuscó el aparato y el sonido fue sustituido por la grabadora de cassetes que gentilmente el velador de la finca nos presto (mmmm ni hablar Mike, que bueno que no lleve los discos, no se hubieran podido oir estimado). Se
aprovecho la sobremesa para hacer el lanzamiento mundial del nuevo papel de
baño, diseñado y patentado por “Chingolín”, que solo le falto hacer la
demostración, pero después de todo creo que será un hitazo comercial.
Pasaron las horas de sabrosa plática,
llenas de recuerdos, anécdotas, debates acerca de historias verdaderas y
leyendas urbanas (esas que invariablemente el protagonista en turno niega y
niega y niega) cuando de prontoooo; llego la batucada.
Una agradable sorpresa fue la
batucada que Pedro contrato, con tres jóvenes bailarinas incluidas que hicieron
las delicias de todos. Nadie se salvo de bailar y tomarse la foto, la alegría
se desbordo. Por un momento entre aquella música, el baile, el ambiente y mis
compañeros, de verdad volví a tener 18 años.
Después de una obligada pausa después
de tanto brinco llego el mariachi, aunque algunos ya estábamos sumerjidos en
interesantes charlas que versaban desde temas políticos hasta empresariales,
sin faltar las especulaciones y el infaltable “tijereteo” de aquellos
compañeros que por diversas circunstancias no asistieron a la comida. Sinceramente se les extraño.
Ya entradita la noche que llegan
los tacos, con tortillitas de mano y unos guisos deliciosos, un servidor en lo
personal le dio con singular vigor a los de moronga, que cosa tan rica ¡
No faltaron los amigos que de
repente hicieron la “graciosa huida” o sea se fueron sin despedirse, a pesar de
saber que eso les traerá en todo este año varios correos alusivos a su
sospechosa fuga, verdad cuñaos Juan y Ricardo ?
Se llego al punto de decidir
donde y quien organizara la reunión del 2013, que es la que celebra el 30
aniversario de haber salido del Colegio. Después de un acalorado debate si debería
de ser la reunión en Orizaba o México D.F. se voto y por mayoría hemos decidido
viajar al D.F. como cortesía de Humberto, quien aventándose al ruedo se ofreció
como único patrocinador del evento. Evidentemente arranco las palmas de la mayoría
de la concurrencia.
Sin proponérnoslo, a la hora que
acostumbraba la cenicienta nos retiramos la mayoría a
nuestras casas, con una gran satisfacción y la memoria alimentada de nuevos y
agradables recuerdos de nuestra generación.
Seguramente la mayoría nos
veremos en un año, ya se inició la cuenta regresiva y los correos seguirán fluyendo,
para satisfacción del Chingolín.
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