No hay plazo que no se cumpla,
dice el viejo adagio. Y así fue, el
pasado sábado 22 de Noviembre celebramos
nuestra reunión anual los ex alumnos generación 1983 del Colegio México de
Orizaba. Una comida muy esperada por todos y espléndidamente organizada por el
estimado Ricardo Argudin mejor conocido como “Chingolín”, contando con el apoyo
no menos valioso de mi cuñao Juan Lavín, José Antonio Aguilar y Javier Musté.
Fue la parte alta del kiosco de
la ciudad de Fortín, con una estupenda vista de los jardines del zócalo el espléndido
escenario para departir con entrañables compañeros. Arropados también por un
muy agradable clima y un excelente servicio de quienes tienen a su cargo la administración
del lugar.
La cita fue a las tres de la
tarde y a partir de esa hora y conforme fueron llegando uno a uno mis
compañeros se inició un ejercicio de efusivos saludos, de sonrisas francas, de
entrañables recuerdos.
Por momentos, por qué no decirlo,
existieron dudas sobre la identidad de algún compañero que al llegar te extendía la mano
con una amplia sonrisa y un apretado abrazo. Y es que en esta comida se dieron
cita, como no había ocurrido en las 3 reuniones previas, la mayor cantidad de
compañeros no vistos desde que
salimos de la preparatoria aquel 1983, o sea “nada más” 31 años. Y la parte donde sonrojarse es
inevitable es cuando aquel compañero no
recordado por uno se acuerda perfectamente de ti y de tu nombre y uno con cara
de “what”. Bueno eso se solvento de forma relativamente fácil preguntándole directamente
su nombre y es que el ambiente de profunda confianza que tenemos lo facilitaba.
En reuniones como esta, de tanta camaradería se pueden hacer prácticamente todo
tipo de preguntas a los contertulios, desde si de veras te cae bien Ricardo
Argudin o hasta el resultado que le ha dado a alguno el consumo de “M Force” o “Just for Men”. Verdad Peter ?
Mención especial merece la
participación por vez primera de dos compañeras; María Elena y Lupita, a
quienes muchos no habíamos visto hacía más de 3 décadas ¡¡ ellas, junto con la
querida Lola, quien era la única dama que había asistido a un par de reuniones
previas, hicieron que esta reunión tuviera un significado aún mayor. De verdad
me dio mucho gusto verlas tan bien, con tanta energía y 100% integradas al
grupo. Espero y es tarea de este bello trío que el próximo año logren convencer
a más compañeras que por una u otra causa no han podido asistir hasta ahora.
Conforme pasó el tiempo y el
grupo se fue haciendo numeroso hasta llegar a 41 (número de la “suerte” que recayó en Carlos
Guraieb) el ambiente se fue llenando de energía, considero que entramos todos,
tal vez sin proponérnoslo conscientemente en una especie de catarsis, un desbloqueo
súbito de emociones. Recordé en esos momentos y lo digo sin ningún temor a que
se me tache de “cursi” algunos pasajes del célebre “brindis de bohemio” aquel poema de Guillermo Aguirre que a muchos de nosotros nos ponían a oír
nuestros padres cada fin de año y que poco valorábamos en ese entonces, y que
dice así:
…..era curioso ver aquel conjunto, aquel grupo bohemio, del que brotaba la
palabra chusca, la que vierte veneno, lo mimo que melosa y delicada la música de
un verso. A cada nueva libación las penas hallábanse más lejos del grupo y
nueva inspiración llegaba a todos los cerebros con el idilio roto que venía en
alas del recuerdo……..
De las viandas nada que
reprochar, la selección de vinos perfecta, el servicio excelente, la música de
fondo a cargo de talentosa cantante muy
agradable y en el volumen adecuado.
Y lo más importante, la
camaradería, la cercanía y el enorme gusto de reencontrarnos con esas amigas y
amigos que la vida nos regaló en nuestro paso por la escuela y que aun cuando los caminos tomados por cada uno
han sido muy diferentes, se ha procurado con estas reuniones un momento para volver a vivir esa edad dorada.
Loable labor es la que iniciaron
Luis Gerardo Ochoa y José Antonio Aguilar en Puebla aquel 3 de diciembre del
2011 con la primera reunión generacional de forma más abierta y su puntual seguimiento año tras año, esto ya ha venido dando nuevos frutos. Se han ofrecido
ya para organizar la reunión 2015, Luis (Robotín) Gallardo y Ulises (La Cuca)
Villafuerte, en buenas manos estoy seguro ha quedado el evento. Para 2016 ya está
apuntado en la organización Arturo (El Capitán) Serrano, del que ha trascendido
está buscando una embarcación de buena manga y eslora para pasarla bien a gusto.
Los comentarios fueron unánimes,
que inyección de energía, que gratos recuerdos.
Y efectivamente Ricardo, los tines de Pedro eran rosaditos.
Ahora a seguir con nuestros
afanes, aunque seguros estamos que en por lo menos un día, cada vez que se
acerque el final de un año, volveremos a tener 18 años.
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