El Carnaval se esta desarrollando en estos días en diferentes ciudades del país, los más conocidos y concurridos son sin duda el de Veracruz y Mazatlán, sin dejar de mencionar los de Mérida, Campeche, Ciudad del Carmen, Cozumel, además de otras ciudades más pequeñas.
Lo que para muchos es diversión y desenfreno, para la mayoría es sinónimo de la llegada de molestias, inseguridad y basura, así que algunas personas optan por dejar la ciudad en lo que pasan las fiestas y me explico:
El abuso en el consumo de alcohol, principalmente cerveza ha creado en los carnavales un ambiente peligroso para las familias. Se pierde el respeto, se cae en actitudes grotescas, donde abundan los antivalores. Súmele usted estimado lector a este ambiente descontrolado el que haya muchos “vivos” que aprovechan los tumultos para asaltar tanto a comercios como a visitantes. Cuantas historias de carteristas no se dan en los famosos paseos de carnaval.
La falta de respeto a las damas, cualquiera que sea su edad es el común denominador del fin de los desfiles, cuando ya han corrido litros de cerveza por el cerebro de los jóvenes y otros no tanto. Ante multitudes reunidas en las calles, los baños portátiles siempre son insuficientes y corren ríos de orines entre los autos estacionados en calles aledañas al paseo, eso tampoco falla.
No estoy en contra de celebrar una tradición tan añeja, es parte de nuestra cultura, pero si deberíamos hacer algo para controlar los excesos, principalmente el del abuso del alcohol y la promoción de antivalores, recuérdese por ejemplo que la autoridad es la primera en regalar condones.
Los ayuntamientos han encontrado en el carnaval una fuente importante para hacerse de recursos, baste decir que una exclusiva para la venta de cerveza (pagada por alguna de las 2 cerveceras nacionales) en un carnaval como el de Veracruz se está cotizando entre 10 y 12 millones de pesos y aclaro es solo cerveza. El refresco es otra exclusiva y los montos deben ser muy parecidos. Súmele usted el alquiler de las gradas para ver los paseos, a $45 pesos cada lugar en un graderío que abarca más de 5 kilómetros de recorrido . Échele usted pluma.
Otro componente que trae el carnaval, igual de censurable es la parálisis casi absoluta de las actividades de las ciudades donde se desarrolla en días hábiles. No hay clases Lunes y Martes y muchísimas (si no es que todas) las oficinas de gobierno y comercios no laboran. No es suficiente un fin de semana, hay que dejar de producir 2 días mas, total es carnaval ¡¡
Insisto no estoy contra la fiesta, pero me parece que se está abusando de los intereses económicos, sacrificando valores y bienestar de la mayoría de los ciudadanos.
Está bien divertirnos, pero como todo en la vida, de forma balanceada y sin excesos.
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